domingo, 10 de noviembre de 2013

El disco duro


Hola, en esta entrada vamos a hablar sobre el almacenamiento de nuestra información y el componente sobre el que se realiza dicho almacenamiento: el disco duro. Como todos sabemos, el trabajo de un ordenador consiste en leer información, procesarla y finalmente almacenarla en algún sitio. Evidentemente, necesitamos algún tipo de dispositivo que nos permita guardar toda esta información y que no se pierda al apagar el sistema, para lo que surgieron los discos duros. Dichos discos no son más que una serie de platos magnéticos sobre los que se sitúa un cabezal de lectura y escritura. Además, los platos se dividen en pequeños sectores donde podemos almacenar bloques de ceros y unos. Del mismo modo, también podemos recuperar información de esos bloques. En líneas generales, el funcionamiento de un disco duro es el siguiente:

  1. El procesador pide algún dato al disco duro indicándole en qué bloque se ubica (por ejemplo, el bloque 1024).
  2. El disco duro determina sobre cuál de sus platos se encuentra dicho bloque (por ejemplo el plato 2).
  3. Se posiciona el cabezal de lectura sobre el plato adecuado.
  4. Mediante la combinación de movimientos de cabezal y plato, se sitúa la cabeza de lectura sobre el bloque objetivo (el 1024).
  5. Se lee el bloque completo y se le pasa al procesador.
El proceso para una escritura sería muy similar. Una vez que ya hemos explicado a grandes rasgos el trabajo de un disco duro, comentaremos las características principales que lo definen.


  1. Capacidad. Representa la cantidad de información que podremos almacenar como máximo dentro del disco. Actualmente se mide en GB o TB (1024 GB).
  2. Interfaz. Este dato nos indica la capacidad de comunicación entre el disco duro (HD en adelante) y el micro. Es por así decirlo, cuanta información puede pasarle de manera simultánea el HD al micro. En la actualidad, se usa o bien la interfaz SATA III que permite una tasa de transferencia de hasta 600 Mb por segundo o la SATA II que permite hasta 300 Mb/s. La primera interfaz SATA fue la SATA I que permitía hasta 150 Mb/s. Antes de las interfaces SATA, usábamos la P-ATA que permitía hasta 166 MB/s. Es importante destacar que dichas velocidades son teóricas de la interfaz pero que los HD sólo alcanzan alrededor de un 20% de esa capacidad (90-120 Mb/s en SATA III). Aquí tenéis una imagen de cómo son los cables de ambas interfaces (El cable más ancho es el antiguo PATA y el otro corresponde a la interfaz SATA).



Por otro lado, hace un par de años se inventaron los SSD (Solid State Drive) como evolución de los HD. Dichas unidades no almacenan la información en platos sino en pequeñas células de memoria flash. Como la información se almacena en memorias electrónicas no necesitan brazos de lectura, ni motores para mover los platos, ni partes móviles, ni un largo etcétera, lo que los hace muy resistentes y duraderos. Además, al no tener que rotar los platos, situar los brazos, ubicar los cabezales, etc. tienen un tiempo de respuesta mucho menor que el de los HD y mucha más velocidad (frente a los 100 Mb/s raspados de un HD, un SSD puede leer a velocidades medias de hasta 500 Mb/s). También consumen menos energía, generan menos calor y mucho menos ruido, son más seguros (la información borrada es irrecuperable), etc. Como habréis percibido, todo son ventajas de los SSD sobre un HD, sin embargo, su única desventaja es su precio. Mientras que un HD de 1TB cuesta alrededor de 50€, un SSD de ese tamaño saldría sobre unos 500€. Dicho esto, a la hora de decidiros por uno u otro dispositivo, tendréis que decidir la relación velocidad/capacidad que buscáis en vuestro sistema.

Un saludo y hasta la próxima.

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